
Por mucho que lo intente, mi hija sólo quiere jugar a las muñecas y las princesas.
Más allá de la anécdota, y de los que quizá son sus gustos innatos (por supuesto respetables), se asoma también la posible influencia o peso de su entorno. La vemos a diario en la publicidad, en la tele, en la escuela....
Por ello propongo que el Ministerio de Igualdad desarrolle un sello de juguetes igualitarios, al que puedan sumarse fabricantes que quieran no contribuir a afianzar los estereotipos de género en el juego, y prediquen con el ejemplo en sus juguetes.
Aunque pueda parecerlo a simple vista, no es una cuestión baladí: el juego es, en la más temprana infancia, uno de los elementos con más peso en el aprendizaje y en la socialización.