
Es una medida sencilla que algunas empresas ya aplican y que también ha estado sometida al debate público.
Cada empleado tiene al mes un banco de horas flexible para conciliación, por ejemplo, para los casos en que sus hijos se ponen enfermos.
Este banco se compone de X horas fijas al mes, a las que el empleado puede sumar, renunciando a su abono, las horas extra que haya trabajado en ese mes.
En todo caso, las horas han luego de recuperarse y son controladas por RRHH.
Y en el caso de las extras mensuales (no fijas) pueden apalancarse de un mes a otro hasta un máximo establecido.
Para las empresas esta medida no supone ninguna pérdida ya que, reitero, todas son horas que posteriormente han de recuperarse; y quizá en picos de producción puntuales podría no hacerse efectiva.