
Si tener hijos es cuestión de dos, los poderes públicos deberían dar ejemplo de ello, facilitando esta labor, por qué no, incluso con medidas coercitivas para los casos en los que en la práctica no es así. Aunque lo último suene polémico, lejos de ser una opción encuadrada en la libertad individual, hay un bien común que es del ser humano, con su derecho a recibir afecto de sus dos figuras de referencia, cuando éstas existen.
Así, de hecho, es reconocido en la Carta de Derechos del Niño, donde se recoge la obligación de cuidado del niño por parte de ambos progenitores y su derecho a tener una familia, en cualquiera de los distintos modelos existentes de ella.
Por eso propongo la equiparación de los permisos de paternidad y maternidad, de tal manera que sean iguales e intransferibles, por lo que si uno de los progenitores renuncia o acorta al suyo, el otro se vería afectado en la misma manera.
Con ello se paliarían varias desigualdades: la de la dualidad trabajadora-madre que afrontan muchas mujeres y que no parece socialmente exigible a muchos hombres. Pero también el perjuicio y la discriminación que actualmente existe para aquellos padres que sí quieren implicarse en la crianza de sus hijos y legalmente disponen de menos tiempo de permiso por paternidad que las madres, perdiendo buena parte de la oportunidad de generar un vínculo emocional con sus hijos durante sus primeros meses de vida.
Como comentan otros usuarios de la comunidad, este permiso podría además ampliarse a seis meses de duración para ambos progenitores.