
Creo que todo pasa por un cambio de mentalidad. El 90% de las excedencias que se conceden en España para el cuidado de hijos o familiares corresponden a las mujeres. Todavía es poco habitual que sean los hombres quienes decidan estar un tiempo sin trabajar por este motivo.
Pero, más allá de esta cuestión, me parece que para conciliar es indispensable que los horarios de trabajo se adapten a la realidad escolar. Si el horario laboral acaba a las 5,30-6 de la tarde, ¿cómo se va a poder ir a recoger a un niño que sale del colegio a las 5?
Soy consciente de que esta flexibilidad horaria no se puede adoptar en todas las profesiones, pues hay algunas que están sujetas a otras necesidades. ¿Por qué un hombre o una mujer tienen que reducir su jornada laboral para poder atender a sus hijos? Si puede desempeñar su trabajo en ocho horas de manera continuada (por ejemplo, de 8.30 a 16.30), ¿por qué siguen existiendo las jornadas partidas?
Por lo tanto, mi idea consiste, básicamente, en eliminar la jornada partida. No hay necesidad de parar una hora y hora y media para comer. Además de ser una medida que facilitaría la conciliación, considero que incrementaría la productividad de muchas empresas.