
Como tantos padres, cuando mi pareja quedó embarazada acudí con ella a las clases de preparación al parto que se impartían en nuestro centro de salud.
La propia matrona nos comentó más de una vez que había visto un cambio positivo a lo largo de décadas al haber muchos más hombres que acudían con sus parejas a las clases.
Está de más decir que es la mujer quien da a luz, por ello gran parte de las clases se dedican lógicamente a aprender ejercicios de respiración y los famosos pujos. No digo que la mujer no deba ser la protagonista de las clases, y es apreciable la labor de acompañamiento/asistencia emocional del varón durante las mismas (y luego en el propio parto), pero creo que también podría incidirse más en el papel del hombre, quizá más allá del parto, y centrándose más en los cuidados del recién nacido.
En el caso de padres primerizos siempre hay muchas dudas, y se entiende que esos cuidados deben corresponder de igual manera a hombres y mujeres; por ello quizá sea lógico que las clases contemplen temarios y actividades que, más allá del parto, impliquen a ambos.